A la comunidad académica, a la población salvadoreña
El Salvador y el mundo entero viven una de las etapas más difíciles de la historia; la pandemia del COVID-19 ha puesto de manifiesto lo vulnerable que somos ante la naturaleza y las situaciones de peligro, también, nos hace reflexionar sobre nuestro rol y protagonismo en la sociedad, así como, sobre las acciones que realizamos día a día y la manera en que apreciamos, valoramos y afrontamos la vida.
De un momento a otro… ¡todo cambió! ...las calles, las plazas, los parques… ¡quedaron vacíos! …. y nuestros hogares están llenos, quizás ¿están completos?
¡Estamos hibernando como osos polares! hemos abastecido nuestros hogares con provisiones, con prudencia, con información, preparándonos para un nuevo amanecer y un comienzo sin precedente, sin rutina, sin desorden, debemos alistar nuestro espíritu para un “místico renacer” lleno de gratitud, solidaridad y esperanza.
Estamos viviendo una realidad que puede ser prolongada o pasajera, que nos dejará muchas enseñanzas y huellas que perdurarán para más generaciones, ¡Así se escribe la historia! ¡Así aprenderemos en el futuro cuando el presente, sea el pasado!
Cuidar nuestra salud, la de nuestra familia y poner el máximo empeño en las actividades en y desde casa, son oportunas e inteligentes decisiones que debemos tomar y promover. Es necesario acatar las medidas de prevención sanitarias y de seguridad pertinentes, es indispensable ser solidarios y es urgente tomar conciencia que debemos ser responsables ante la situación que enfrentamos.
Nuestro país, nuestra gente, es reconocida por su tenacidad, por su esfuerzo y capacidad de reinventarse ante las situaciones adversas, ¡este es el momento para ser protagonistas de nuestra historia!; es momento de valorar el empeño de los docentes y la comunidad académica en su trabajo, es momento de reconocer el esfuerzo de los estudiantes que buscan convertirse en profesionales, que en sus casas apoyan a sus hermanos, a sus familias; es momento de reconocer el trabajo de padres de familia y todos los salvadoreños que en cada rol desempeñado está inmerso un afecto, un sueño, una esperanza y una responsabilidad que contribuirá a sacar adelante nuestro ¡Gran país! El Salvador.
Hoy tenemos ante nosotros la oportunidad de fortalecer nuestro espíritu leyendo un buen libro, interesándonos por la naturaleza y realidad que nos rodea, y valorando lo que puede nutrirnos como personas, dejando de lado odios, resentimientos, confrontaciones o falsas informaciones, que no abonan al clima de tranquilidad y hermandad que merecemos.
Nos solidarizamos con quienes viven los efectos de la pandemia y enviamos nuestro agradecimiento a todos los sectores que trabajan para su combate, nuestro aplauso y gratitud al personal médico, enfermeras y de apoyo, quiénes con Mística de servicio, atienden día a día a los afectados. Nuestro aplauso y mérito, a todos los alumnos de UNASA, quienes emergentemente atienden y brindan servicio con la misión profesional que eligieron para la vida. Felicitamos a nuestros docentes, quienes están al pie del cañón, continuando con la formación académica de nuestros alumnos y también apoyan la emergencia desde su estado profesional. Todos somos solidarios y útiles en ésta emergencia nacional, ¡Hinchemos el corazón! y demos lo mejor de sí para el prójimo y nuestra familia.
Estamos conscientes que vamos hacia un futuro de grandes retos, en lo económico y social, con obstáculos que demandarán de cada uno de nosotros, un férreo compromiso de superación, trabajo y solidaridad.
Seamos emprendedores de lo bueno, de lo justo y de lo esperanzador, seamos Cuscatlecos de corazón, alma y espíritu, con actitud positiva, unidos y propositivos para hacer del mañana una patria fértil, productiva, con desarrollo y sensibilidad.
Amigos, actuemos con lo digno y correcto, seamos hoy el ejemplo de las nuevas generaciones y mañana, orgullosamente: “tendremos una historia de superación que contar”
Sergio Ernesto Carranza
Rectoría UNASA
Santa Ana, El Salvador, 21 de abril de 2020